Globalizando la pobreza
Johnny Alarcón Puentes
La globalización no es lo que la mayoría piensa: una forma de
estar interconectados con el resto del planeta, agilización de las
comunicaciones o la interrelación económica que permite el flujo de capitales
que se desplazan de un lugar a otro para beneficio general. No, esto no es más
que una ilusión. La globalización es un planteamiento económico bien
estructurado por los países hegemónicos que buscan captar con mayor eficacia y
rapidez mercados para colocar sus productos (mayoría de ellos innecesarios) para
el consumo masivo.
Para esto se valen de la velocidad en las
comunicaciones y de las nuevas tecnologías. Los capitales fluyen pero eso sí
controlados por las macrocorporaciones que focalizan la riqueza en un sector
bien reducido dejando a más del 90% de la población del mundo sumida en la
pobreza. Por consiguiente, la globalización produce
un uso desmedido del espacio y sus recursos, pues a mayor producción más
territorio y materias primas se necesitan.
Con la globalización la competencia se hace aún más
desmesurada, desleal y egoísta pues los grandes monopolios asedian y aniquilan a
las pequeñas empresas y desarticulan las estructuras productivas de los países
empobrecidos. Los
capitales se vuelven itinerantes y fantasmas, ya que se desplazan de un país a
otro de acuerdo a las ventajas que brinde cada país para la obtención de mayores
ganancias, otros capitales solo aparecen en inversiones fugaces de acuerdo al
esnobismo del momento. Es
decir, el capital invertido no es para contribuir desprendidamente con las
finanzas nacionales o para auspiciar el fortalecimiento de la industria, no,
está allí por el plusproducto tan lucrativo que se genera en los países de la
periferia. El proyecto global-neoliberal pide puertas abiertas a los países
periféricos para que el capital multinacional se instale sin mayores problemas,
es decir, reglamentación jurídica amoldada a sus intereses, bajos impuestos,
salarios paupérrimos, explotación de mano de obra al máximo y entrega total de
los derechos laborales, entre otros. Es tanto como darle la llave de nuestra
casa a un ladrón para que nos robe.
La globalización no es otra cosa que una dinámica que nos
inserta en la lógica del capitalismo neoliberal consumista a escala mundial, eso
sí, de manera muy desigual y desventajosa para nuestros países dependientes.
Esto que han denominado globalización o mundialización de la economía afecta
todos los ámbitos del quehacer cotidiano de las sociedades. Se generan cambios
alimenticios ya que se imponen pautas de consumo, de horario, afecta el idioma y
se insiste en el consumo desenfrenado, por si fuera poco jerarquiza mucho más
las sociedades pues las divides entre quienes acceden al nuevo modelo y quienes
no.
No creemos que esta etapa global-neoliberal significa el
umbral de los modelos socioeconómicos al estilo apocalíptico de Francis Fukuyama.
Preguntamos ¿No hay respuestas alternas ante los desastres inminentes de la
globalización y su aliado el neoliberalismo? Existen pero los países hegemónicos
se han encargado de ahogarlas pues representan un peligro para los intereses de
los capitales multinacionales. Las contradicciones generadas por el capitalismo
neoliberal en el ámbito mundial no pueden ser superadas bajo la dinámica de su
lógica depredadora y desigual. Hoy más que nunca se hace necesaria una
alternativa humanizadora que devuelva al hombre su papel creador, colectivo y
humanitario. Solo así la tecnología y la producción estarán al servicio de las
mayorías.
Johnny Alarcón Puentes.
Docente e investigador/Luz.Facultad Experimental de Ciencias
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