DERECHOS HUMANOS
No tengo otra bandera
Claudia Korol
Rebelión
Te
despertás y tratás de entender la lógica de la muerte de los niños en Tucumán.
Niños que mueren -porque lo dicen los medios de comunicación- mientras otros
niños mueren sin que nadie los nombre.
Las muertes
mostradas nos llenan de vergüenza y las muertes que nadie muestra nos llenan de
hipocresía. La vergüenza y la hipocresía que nos despiertan esta mañana, son
insoportables, como insoportables son las interminables negociaciones con el FMI
que parte y reparte la deuda eterna.
Tal vez
desayunes sabiendo que miles de pibes hoy no desayunan, no; y que sus madres no
lo hacen desde antes. Tal vez pensás para qué hablar de esto que todos sabemos,
para qué mencionar el hambre... sobre todo en el desayuno. Hay cierto pudor que
nos impide hablar de estas cotidianas sensaciones, que no son política, que no
son economía. Sensaciones que aprietan las tripas de ausencia, que prepara
nuevas miserias. Porque vos sabés que los maestros y maestras cuentan, que de
este hambre mañanero crece la cantidad de pibes que no entienden lo que ellos y
ellas hablan, porque son palabras que no se comen, no sirven para calmar el
hambre feroz y concreta que los deprime y desnutre. Porque vos sabés que hay
muchos de estos pibes y pibas que empiezan a poblar las escuelas
"diferenciales", en las que la llamada educación refuerza la discriminación. Y
también sabés que otros muchos niños y niñas ya no van a la escuela, ya no
llegan, porque acompañan a cartonear a los padres y a las madres, o los ayudan
en el trabajo, o simplemente no van porque no tienen zapatillas y mucho menos
lápices y cuadernos.
El día se vuelve
mañana, y en el amanecer los chicos que sí van a la escuela, se cortan el cuerpo
como contraseña de su identidad, de su existencia.
Se cortan para demostrar
su hombría, su valor, o quién sabe qué... Tal vez sea que se cortan para olvidar
lo que les falta, la ausencia de futuro y de presente.
(Esta
vez no puedo, no me sale escribir de política, tal como vos la entendés. Una
política que se hace y rehace al ritmo que la diseña la dominación.
Política que
construye instituciones que se vuelven prisiones, para los que quieren cambiar
la historia y para los que la sufren. Política que no permite más elecciones que
las que admiten los que hicieron las instituciones.)
Vos creés que
elegís esta mañana, cuando vas a trabajar; aunque sabés que de todas formas no
podés dejar de hacerlo cuando hay miles esperando que vos te caigas para hacerse
de ese puesto. Trabajás con la conciencia dolida de los pibes que mueren, de los
jóvenes que se cortan la piel, de los niños y niñas que se desmayan en las
escuelas, y de los padres y madres que no encuentran trabajo.
Es lunes 25 de
noviembre y tenés que trabajar. Ayer, domingo 24, otros trabajadores y
trabajadoras en Brukman, fueron presos por defender su lugar de trabajo. La
Policía Federal, mandadera de los patrones de Brukman, entraron a la empresa,
llevaron presos a quienes la custodiaban, rompieron algunas máquinas y robaron
los papeles y documentos que testimoniaban la corrupción de los patrones que
vaciaron la empresa pero no dejan de tener como socios al Estado y a sus fuerzas
represivas. Por suerte ayer, al enterarte, saliste a la calle y te llegaste
hasta allá, hasta la calle Jujuy, donde otros asambleístas, militantes sociales
y políticos, se fueron a hacer realidad eso de que "si tocan a una nos tocan a
todos". Lo hicieron realidad, lo hicimos realidad, con la presencia de cuerpos y
voces gritantes y ocupantes de un espacio que reinventa la política en clave de
poder popular, de solidaridad, de indignación, de resistencia.
Fue hermoso ingresar
nuevamente a la empresa, recuperarla, para todos y todas, no para unos.
Hoy
es lunes 25 de noviembre, y algunas mujeres, no muchas tal vez, se encontrarán a
recordar "el día de la no violencia contra la mujer", tema que no figura en las
agendas políticas. Aunque en este día se recuerde a Patria, Minerva y María
Teresa Mirabal Reyes, las tres hermanas dominicanas militantes del movimiento 14
de junio, que intentaron poner fin a la tiranía de Trujillo y fueron asesinadas,
sus cuerpos mutilados y arrojados al abismo. Las tres mariposas, como se conocía
a las hermanas, cayeron al abismo. Fue el feminismo quien decidió en su primer
encuentro latinoamericano y caribeño, que no fuera el abismo del olvido el que
repitiera su ausencia. Sin embargo, pensás, el tema tal vez no dé para cambiar
las citas de los candidatos y candidatas a representarnos...
Las
mujeres que sufren la violencia de género, las mujeres violadas, las mujeres
maltratadas, las mujeres asesinadas por las dictaduras, las mujeres acosadas
sexualmente, las mujeres que mueren por abortos clandestinos, las mujeres
oprimidas por el patriarcado, no son tema de la política, de la estrategia.
Es mejor
no multiplicar sus voces, es mejor silenciarlas, es mejor que no se oigan sus
demandas, que sus voces no contagien a las mujeres de quienes controlan y
dominan, a diestra y a siniestra.
De muchos
silencios se escribe el poder, de muchas discriminaciones, de opresiones
múltiples, que jamás se ponen en el orden del día, que nunca son prioridad, que
apenas asoman a los discursos políticos como mención, pero que no producen
políticas concretas, aún entre quienes queremos cambiar los sentidos de la
política.
¡La fiesta que
haremos el día que Lohana sea maestra y ejerza en la escuela pública, que
durante años negó la identidad de travestis, gays y lesbianas!
Es que la vida,
la vida, ya no entra en las prisiones que nos prepararon. Y todas ellas están
hacinadas de gente que allí vive y muere. Muchas veces sin sentencia. Muchas
veces sin saber por qué.
Prisiones y
manicomios, para encerrar a los que no se adaptan a este tiempo de cólera.
Prisiones que se vuelven manicomios, y manicomios que son prisiones, como
elecciones posibles, cuando no encontramos otras subversiones posibles del
sentido común.
Mañana, 26 de noviembre, saldremos con Maxi y Darío a recuperar el Puente
Pueyrredón.
Mañana, dicen
sus compañeros, no aceptaremos que nos toquen, que nos requisen, aquellos que
mataron con sus balas de plomo a los pibes de la Verón.
Mañana, todos
seremos Aníbal Verón, y Maxi, y Darío, y Teresa, y Vanesa, y los chicos del
gatillo fácil, y los pibes que murieron en Tucumán, y los que no muestra la TV,
y los que duermen en manicomios y prisiones, y los que no pueden elegir con el
pensamiento nublado por el hambre, y las travestis asesinadas, y las mujeres
violadas.
Todo
esto no es política, te dicen. Lo llaman lucha social.
No
será política tampoco esta náusea de ver el mundo y el país llorando sangre. La
gente rota deshojando sueños.
No
será política la memoria del que se vayan todos el próximo 20 de diciembre.
Aunque sí es política, este esfuerzo por domesticar la memoria.
Aunque sí son
políticas, estas intenciones de malversar la memoria.
La
náusea atraviesa el espanto del hambre y de la ausencia de vergüenza, la
desmemoria, los ocultamientos. La náusea es una manera de habitar este país cada
día, con conciencia y espanto, dolor y esperanza cotidianos. La náusea es el
asco que nos obliga a no pensar las consecuencias cuando el próximo 20 salgamos
a las calles a inaugurar otro tiempo de furia y deseo, de rabia y amor. Será el
desencuentro de las pasiones y las instituciones, un nuevo tiempo de rupturas, o
no será. Será el momento de elegir, entre continuar como si nada, con las
heridas marcadas en la piel, heridas como tajos, como las de los chicos de la
secundaria, y hambre en las tripas, y sin trabajo, o será hora de encender
rebeliones, de vomitar sobre los poderes que ocultan y oprimen, de recordar
aquel viejo juramento de que la sangre derramada no será negociada.
Decía
Pablo Neruda: "Que la hora llegue a su horario en el instante puro/ y el pueblo
llene las calles vacías/ con sus frescas y firmes dimensiones./ Aquí está mi
ternura para entonces./ La conocéis, no tengo otra bandera."
Será
la hora de elegir, no a otros, sino por y para nosotros mismos. Será la hora de
endurecerse, para enarbolar la ternura, derrotar a la derrota, y construir
colectivamente una victoria cotidiana.
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