Una opinión
sobre la situación política que desnuda los intereses golpistas del capital
financiero y sus apoyos periodísticos.
Después de
las tensiones y ansiedades acumuladas sobre la primera vuelta electoral y la
conmoción causada por el abandono de la segunda del ex presidente Carlos
Menem, se tejieron una serie de conjeturas acerca de los motivos que llevaron
al 'imbatible' a patear el tablero de las reglas de juego. La presión del
establishment intentó debilitar al futuro Presidente Néstor Kirchner,
dejándolo con el raquítico 22%, punto en que coincidiría con los intereses
futuros de Duhalde, para mantener al santacruceño en su órbita de dependencia.
La necesidad de cercar a un candidato que no es considerado del campo de los
Menem y López Murphy, la de domesticarlo desde el minuto cero, demuestra la
preocupación vigente en los círculos de poder. El flamante presidente
respondió con un discurso preciso que delimito los campos y aumentó la
incertidumbre de los dueños de la Argentina. Básicamente dijo que no había
llegado hasta ahí para pactar con el pasado y alertó que sería un Presidente y
no un gerente de los poderosos. Enfáticamente sostuvo ' No seré presa de las
corporaciones' Los medios de prensa y operadores defensores de la década
infame, Ambito Financiero, Mariano Grondona, Infobae y el Diario La Nación, a
través de su director Claudio Escribano y algunos feudales como el ex
presidente de la Sociedad Rural, el estanciero de apellido plebeyo, el
inimputable Crotto, salieron a pegar como si el moderado gobernador estuviera
ocultando en su rostro las barbas de Fidel Castro.
Claudio
Escribano estaba pasando además, las facturas por un desaire que le efectúo
Kirchner, cuando el funcionario del diario mitrista le solicito el
cumplimiento de una serie de puntos que constituían una rendición
incondicional. El pliego de la derrota que algunos sostienen lo escribió
Manuel Sacerdote, presidente del Banco Boston y acreedor importante del
diario, incluía la no derogación de las leyes de punto final y obediencia
debida por la Suprema Corte Menemista, el alineamiento con EE.UU. y una activa
condena a Cuba, la confraternización con los sectores empresarios que se
apropiaron del país en los años de plomo de la dictadura genocida y la
continuación de su política económica fundamentalmente con Menem y la Alianza,
una política de seguridad más dura. Las críticas al discurso llegaron a pedir
la cesantía de quién lo escribió hasta sostener sibilinamente, recogiendo
presuntas fuentes de EE.UU. que ' la Argentina ha resuelto darse gobierno por
un año'.
Los dueños
de la Argentina no soportan que se le ponga los límites de cualquier país
capitalista desarrollado. En nuestro país Chirac sería considerados zurdo. Es
una derecha brutal y primitiva. Cebados con la facilidad del saqueo, todo
aquello que los limite en su gula insaciable, es considerado un atentado al
libre mercado. La seguridad jurídica es el nombre mediante el cual se intentan
mantener imperturbable los invitados y los manjares del festín. A su vez la
izquierda bullanguera confunde deseos con realidad y en menos de un año
desguasó las Asambleas Barriales.
Néstor
Kirchner, hasta el momento, se ha manejado con firmeza. Rompiendo los cánones
habituales, parece mejor presidente futuro que el muy mediocre candidato de la
campaña electoral. Le espera una ímproba tarea. Su relativa representación
puede ser rápidamente legitimada a través del plebiscito de diez medidas
fundamentales que concrete los incipientes amagos. A título enunciativo:
renegociación y quita de la deuda externa, la reconstrucción de un Estado
mediador activo y eficiente, el análisis y control de las privatizaciones, la
generación de trabajo en el centro de las inquietudes, la reforma total del
sistema impositivo, la evaluación y cambio del sistema previsional, un control
de cambios en serio que fije límites estrictos a los capitales golondrinas, la
recomposición de un sistema financiero orientado a la producción, la
reestructuración de la justicia, principalmente la Suprema Corte y la Cámara
Federal, la implementación de un ambicioso plan de obras públicas, políticas
activas de desarrollo industrial, la recomposición de los ingresos para
mejorar la distribución y en consecuencia recrear el mercado interno, una
agresiva política exportadora, consolidación del Mercosur en el marco de una
amplia alianza con los países que sostienen aires nuevos en América Latina.
En esos
primeros y vitales pasos se juegan sus próximos cuatro años, o la
imposibilidad de recorrerlos. Para ello deberá apoyarse en la movilización del
pueblo, sediento de creer y muy temeroso de ser una vez más defraudado. Si
quiere condenarse al fracaso, no tiene más que mirarse en el espejo
impresentable de la Alianza y su posterior disolución. Kirchner debería saber,
mejor que nadie, que el sur en su amplitud política, también existe.
Cabos
sueltos y cabos atados
Entre los
cabos sueltos que quedaron de la campaña electoral, es bueno recordar, en
medio del clima de profunda y esperanzada expectativa, que el actual
presidente tuvo una actitud poco clara y torpe en la explicación de los fondos
de la Provincia de Santa Cruz depositados en el exterior. Si bien es
entendible que no se diera a publicidad el Banco y el número de cuenta por la
situación de default de nuestro país, no resiste el menor análisis que no se
diga claramente el monto original, las tasas percibidas, los intereses
acreditados y el monto actual.
El segundo
punto es la no presentación de un detalle de los aportantes a la campaña
electoral y los gastos efectuados. Lo exteriorizado como cuadro de ingresos y
gastos es un insulto a la inteligencia.
El tercer
punto, es la demora en presentar su manifestación de bienes, remitiendo a la
de su mujer.
El
menemismo es una cultura y una práctica. Néstor Kirchner no sólo debe repudiar
a Menem sino todo lo que el menemismo significó como degradación económica,
como devaluación de la palabra, como iniquidad social, como bastardeo de la
justicia, como confusión de los bienes públicos con los privados, como mera
asociación de negocios, como identificación de los intereses foráneos con los
nacionales.
El otro
cabo suelto es el papelón que Carlos Melconian protagonizó en Día D, como
posible candidato a Ministro de Economía de Carlos Menem. Economista liberal
con lenguaje callejero, vendía los valores neoliberales con un envoltorio
canchero y pseudo popular. Emulo de Juan Carlos De Pablo, apoyó la
convertibilidad y el saqueo de la época, asesorando a los ganadores. Mientras
apoyaba el 1 a 1, sus asesorados y el mismo realizaban una gigantesca fuga de
capitales. El contribuyó con dos millones trescientos mil dólares propios a la
sangría de veintidos mil millones producidos entre marzo y noviembre del 2001.
Se negó a dar explicaciones de su actitud como si fuese un anónimo ciudadano.
Su única respuesta fue 'está todo bien, quédense tranquilo que está todo bien'
. De la misma manera no quiso dar explicaciones sobre su cajoneo de los
expedientes en el Banco Central, del que era funcionario, cuando se estatizó
la deuda privada en 1982 y se le requería información. Llegó al círculo íntimo
del riojano de la mano de Juan Carlos Romero, que vendió el Banco de Salta al
Banco Macro del banquero Jorge Britos. Es el mismo banquero, al que acusó
estos días, sin nombrarlo Néstor Kirchner. Es el mismo Banco que junto al City
denunció Elisa Carrió en la Comisión de Lavado y fuga de divisas.
Carlos
Melconian forma parte de los llamados gurues de la City, un verdadero ejército
de ocupación ideológica que encubren los negocios realizados a expensas del
país como el ejercicio aséptico de la economía. Eso quedó claro en el
reportaje de Jorge Lanata. Impúdicamente Melconian afirmó que hablaba de
economía pero no de política. Parece que en su carrera universitaria nunca
superó los apuntes ilegibles. Pero si cursó la Universidad Estatal, es posible
que haya desaprendido en las cajas fuertes de la City. En sus mesas de dinero.
Nunca oyó hablar de un tal Lenín que decía con precisión que ' La economía es
la política concentrada'. Charlatanes de feria, infalibles para el error, con
pronósticos más equivocados que los astrológicos, los gurúes pasaron a ser
durante la larga década infame, los ' pensadores' televisivos, radiales y de
la prensa escrita. Lo pedestre de su pensamiento, lo cipayo de sus
razonamientos, la violentación de la lógica más elemental, el vaciamiento de
los clásicos de la economía, debe ser cargado en la cuenta de ésta verdadera
manga de langostas, que engordó mientras el país era sometido a sus pregonadas
dietas de ajuste.
Plaga
indemne hasta ahora a los reiterados y catastróficos resultados, siempre
encuentra una nueva cara que predica lo mismo que las archivadas. Tienen el
mismo Photoshop, la misma cirugía estética que le permitió al veterano Ricardo
López Murphy, integrante de la misma secta, ser presentado como un ' nuevo
rostro político'.
Permanentemente rejuvenecidos por los periodistas cómplices que lo entrevistan
como economistas impolutos y asépticos, deben ser enterrados junto con el
menemismo agonizante. Verdadero SIDA de la economía, el neoliberalismo y sus
gurúes han introducido a lo largo de su prédica incansable, los virus del
pensamiento colonial en millones de portadores sanos. Ha llegado la hora que
el coctel de drogas nacionales permita neutralizar el virus y alejar el
peligro. En la primera vuelta el 41 % votó consciente o inconscientemente por
la enfermedad.
Llega la
generación de los setenta a la Casa Rosada. Aunque pasteurizada, en un
escenario mundial muy diferente y en un país diametralmente distinto, algo de
fuego debe quedar de aquellos días de vino y rosas que terminaron en una
tragedia. Kirchner lo recordó así: ' Pertenezco a una generación que no se
dobló ante la persecución, ante la desaparición de amigos y amigas y ante el
mayor sistema represivo que le haya tocado vivir a nuestro país'. También
delimitó posteriormente la cancha cuando afirmó: 'Quedó demostrado que se
puede vivir sin acuerdo con el Fondo'.
La
victoria ideológica es la única que despeja las malezas, abona el terreno y
entierra críticamente al pasado. El mismo que deberá dejar atrás Néstor
Kirchner, si quiere ser parte del futuro y digno de la historia.
* Hugo Presman es
periodista.
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