NO AL ALCA
México: El ALCA a consulta /
III a
Sebastián López
Rebelión
"Y entonces así
aprendieron
los hombres y mujeres verdaderos
que las preguntas sirven para caminar,
no para quedarse parados así nomás".
El
viejo Antonio.
La
próxima semana, mientras el gobierno del cambio esté haciendo los preparativos
para conmemorar el cumpleaños 86 de nuestra Carta Magna, en distintos puntos del
país desde el Comité Mexicano de la Campaña Continental Contra el ALCA y los
diversos espacios estatales y regionales que lo conforman se estará impulsando
una de las jornadas centrales de la Consulta Popular Nacional sobre el ALCA.
Bajo el título: El ALCA a consulta... hemos querido poner en la mesa
algunos elementos que creemos pueden servir de contexto a las cinco preguntas
que componen este ejercicio ciudadano.
La primera de ellas,
¿Está usted de
acuerdo que México continué bajo el Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados
Unidos y Canadá?
fue un tema recurrente de este espacio desde finales del año pasado, con motivo
de las movilizaciones que organizaciones campesinas han estado llevando a cabo
exigiendo la renegociación del tratado en materia agropecuaria.
¿Ha sido usted
informado(a) y consultado(a) por el gobierno sobre las negociaciones para crear
un Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA)?
originó las reflexiones que nutrieron nuestros dos últimos artículos.
Ahora le tocaría el
turno a la tercera pregunta:
¿Está usted de acuerdo que el
gobierno suscriba el tratado del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA)?
Se trata de la misma pregunta que todos y cada uno de los esfuerzos de consulta
en el continente están haciendo y que en el plebiscito de septiembre, realizado
en Brasil, de un total de 10 millones 149 mil 542 personas que participaron, el
94.95 por ciento de las opiniones se inclinaron hacia el NO.
Nos parece importante enfatizar que lo más trascendente del plebiscito en Brasil
no radica exclusivamente en el alto índice de participación popular o en la
clara negativa para con el ALCA, sino en la movilización que el plebiscito
generó, dando pie a un sin fin de experiencias de difusión y educación popular y
ciudadana.
A nuestro ver, en México sólo un movimiento ha conseguido movilizar a la así
llamada sociedad civil en torno de un ejercicio de diálogo nacional: el que han
sostenido las comunidades y los pueblos indígenas a raíz de la insurrección
zapatista de enero de 1994 por el reconocimiento de sus derechos colectivos, por
el respeto a la cosmovisión que alimenta cada una de sus expresiones culturales,
por el fin de la guerra de exterminio que el Estado mexicano ha declarado en su
contra y porque el olvido que parece habitar en los corazones y pensamientos de
quienes no siendo indígenas creemos que su problema no es nuestro desaparezca
junto con otras tantas formas de discriminación.
Hacia febrero de 2001, Ana Esther Ceceña escribía que "junto con el
levantamiento zapatista se levantó un espejo en el que la sociedad comenzó a
redescubrirse, a veces con alegría, a veces con horror. En ese espejo, el TLCAN
adquirió su verdadera dimensión: lejos de significar el fin de nuestra historia
y un ingreso al primer mundo representó la ratificación de una integración
desproporcionadamente subordinada en la que las polaridades, como se ha
demostrado, se profundizan cotidianamente". Es lamentable ver cómo los ejemplos
de dicha "integración subordinada" sobran; para muestra dos botones.
En 1996, la empresa estadounidense de eliminación de residuos tóxicos
Metalclad Corporation acudió ante un tribunal del TLCAN por supuestas
violaciones al Capítulo 11 del mismo tratado, a raíz de una decisión del
gobierno de San Luis Potosí en la que se ordenaba la clausura de sus
instalaciones en el estado luego de que una auditoría geológica demostrara que
éstas contaminarían el suministro local de agua. Por si fuera poco, el ejecutivo
estatal potosino declaró que el sitio sería parte de una zona ecológica de algo
así como 243 mil hectáreas. Cuatro años después, en agosto de 2000, el susodicho
tribunal expidió su fallo nada más y nada menos que a favor de la empresa por
daños y perjuicios y ordenó al gobierno mexicano pagar 16,7 millones de dólares
a modo de indemnización.
El otro ejemplo lo tenemos más cercano aún. En nombre de la globalización del
capital, el gobierno federal se puso de acuerdo con sus homólogos estatal de
Morelos y municipal de Cuernavaca para vender al consorcio estadounidense
Costco Wholesale Corporation los predios del ex Casino de la Selva. Sin
embargo, dicha venta se efectuó muy por debajo del precio real de los terrenos,
en el marco de una violación sistemática de la más variada legislación nacional
y local.
Gracias al "libre comercio" han sido talados la mayoría de los más de 500
árboles adultos donde anidaban especies de aves en peligro de extinción y se ha
destruido patrimonio artístico y cultural cifrado en una zona arqueológica del
período preclásico e importantes muestras plásticas pertenecientes a la última
época del muralismo mexicano, amen de la quiebra de cientos de comercios y su
correspondiente pérdida de alrededor de 10 mil empleos.
¿No creé que de firmarse el ALCA casos como éste serán situaciones legales y
cotidianas en todo el país? ¿Qué le parece si, para evitarlo, nos damos a eso de
caminar preguntando para no quedarnos parados así nomás?
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