NO AL ALCA
Jornadas antiALCA en la
Mitad del Mundo
René Báez Tobar
Seattle, Praga, Génova, Davos, Washington, Quito... Las estaciones de las "dos"
globalizaciones tienen destino paralelo.
Bajo la divisa "Otra América es posible" se congregaron en la capital
ecuatoriana, entre fines de octubre y principios de noviembre del 2002, decenas
de miles de militantes contra la globalización corporativa y, específicamente,
contra el Area de Libre Comercio de las América (ALCA). La nueva cita de los
críticos de la globalización corporativa tenía el propósito inmediato de
rechazar un cónclave ministerial de los 34 países del continente inscritos en el
proyecto "anexionista" de Washington.
A las Jornadas de Resistencia Continental al ALCA confluyeron heteróclitos
contingentes demográficos: campesinos, ecologistas, activistas de los derechos
humanos, sindicalistas, pequeños empresarios, artesanos, dirigentes barriales,
académicos, líderes religiosos, afroamericanos, estudiantes, niños, jóvenes,
adultos, feministas, gays, delegados del Bloque Centroamericano de oposición al
Plan Puebla Panamá y de las campañas de los Sin Tierra y Jubileo Sur… Con sus
mensajes cosmogónicos, wipalas, rostros pintados y danzas ancestrales, los
indígenas de los países andinos se convirtieron en los protagonistas del
encuentro, que se desenvolvió con el telón de fondo de los recientes triunfos
electorales de Luiz Inácio"Lula" da Silva en Brasil y Lucio Gutiérrez en
Ecuador.
En contraste con la frigidez y el metalenguaje tecnocrático del encuentro
ministerial, las acciones antiALCA serán recordadas por su tono festivo,
creatividad y trascendencia. Una misa protesta oficiada por Demetrio Valentine,
obispo de Sao Paulo, inauguró el evento la tarde del 30 de octubre. El día
siguiente se cumplió el acto central de la programación: la marcha contra el
ALCA. Fue cuando, desde horas tempranas, los peregrinos inundaron con sus
emoción y su rebeldía el tradicional parque de El Ejido. "Los gringos quieren
llevarse la tierra y el agua a manos lavadas", declaraba a un canal de TV un
comunero de Cayambe. "Vine a Quito porque con el ALCA mis hijos van a quedar sin
comer", sollozaba una joven mujer boliviana con su crío en la espalda. "Si los
gobiernos no protegen a la producción agrícola, los indios vamos a quebrar",
comentaba Gerardo Sumí, emberá colombiano.
El nutrido desfile por la dignidad y el pan partió del edificio de la Casa de la
Cultura, sita en el mencionado escenario forestal. Al frente de los marchistas
habíase colocado una decena de indios saraguros portando una inmensa bandera
cruzada con los colores del arco iris. Adolfo Pérez Esquivel,
premio Nobel de la Paz; Leonidas Iza, presidente de la CONAIE; Evo Morales, el
carismático líder de los cocaleros del Chaparé; Luis Macas, rector de la
Universidad de los Pueblos… encabezaban la protesta. Música, cantos, bailes,
exaltaciones, imprecaciones… Las incontables pancartas se constituyeron en un
gigantesco mural contestatario. "El ALCA es la muerte", rezaba el cartel de un
manifestante vestido de esqueleto. "Sí a la vida, no al ALCA", "El ALCA
es economicidio", "FMI: Fundamentalismo Monetario Internacional", "Bush
terrorista", "Alto al fascismo liberal", "Alto a la flexplotación laboral", "ALCA:
Acuerdo para Legalizar la Colonización de nuestra América", "ALCApone", "ALCAeda",
"ALCArajo", "Viva el chocho y el maíz, fuera Mc Donald's del país", "No a las
vacas locas, no a los transgénicos", "La Patria Grande no está en venta", "No a
la usura". Un iconoclasta "¡No al ALCA!" podía leerse en las posaderas desnudas
de un grupo de adolescentes plantados frente al exclusivo Swissotel. Cuando los
manifestantes se aproximaban al Marriot, principal sede de la cita oficial, a
entregar un memorial de agravios preparado por ONGs ecologistas, un operativo de
más de cinco mil policías montado por el régimen de Gustavo Noboa disolvió la
protesta pacífica de los disidentes, dejando un saldo de decenas de heridos,
asfixiados y detenidos.
La campaña contra la integración-desintegradora se clausuró el l de noviembre,
con una Asamblea General de las Organizaciones Sociales del Continente realizada
en el campus de la Universidad Salesiana bajo la presidencia de la dirigente
quichua Blanca Chancoso, delegada ecuatoriana al Foro Social Mundial. Al término
de sus deliberaciones, los asambleístas emitieron la Declaración antiALCA que
precisa los peligros de proyecto made in USA en los siguientes puntos: "l.
Pretende dar trato igual a países completamente desiguales, lo que solo puede
producir más desigualdad. Busca dar tratamiento igual al pequeño productor
latinoamericano que a las grandes corporaciones estadounidenses; se pretende
hacer competir al empobrecido agricultor latinoamericano con los agricultores
altamente subsidiados del Norte; se nos hace así perder seguridad y soberanía
alimentarias. 2. Se les brindan todas las garantías a los
grandes inversionistas mientras se les niega cualquier protección a los sectores
vitales y estratégicos de las economías menos desarrolladas, y se les otorgan
superderechos a las corporaciones al grado de que pueden incluso demandar a los
estados ante cualquier medida que limite su insaciable sed de ganancias. 3.
Pretende abrir la privatización y desnacionalización de áreas vitales para el
desarrollo de la una nación, como la energía, la educación, salud y agua; los
servicios públicos básicos pasan de ser un derecho a simples mercancías y se
deja nuestro futuro a la suerte del mercado. 4. Legaliza el robo del
conocimiento tradicional y se da derecho a propiedad sobre la vida y su
reproducción al hacerle susceptible de patentes; se tiende a destruir nuestra
identidad y diversidad". El documento concluye informando de una
"Consulta popular continental" y anticipando un levantamiento a escala regional
si se desestima el grito de los pobres.
Las Jornadas, de otro lado, se convirtieron en caja de
resonancia de patéticas denuncias. James Petras, conocido autor y catedrático de
universidades norteamericanas, describió al ALCA como a "una forma de desplazar
la toma de decisiones de gobiernos desprestigiados y débiles hacia una comisión
regional que la liderará EE. UU…" En uno de los múltiples eventos académicos,
los militares ecuatorianos retirados, general René Vargas y coronel Jorge Brito,
relacionaron al ALCA con el incremento de bases estadounidenses en América
Latina (Tres Esquinas en Colombia, Alcántara en Brasil, Manta en Ecuador) para,
a pretexto de la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo, "adentrarse en
territorios ricos en petróleo, agua, oxígeno y biodiversidad". Para el ex
parlamentario mexicano Gilberto López y Rivas un objetivo cardinal del ALCA "es
instaurar una política de domesticación y desnacionalización de los ejércitos
latinoamericanos, para convertirlos en cuerpos de Policía de los intereses
económicos de los Estados Unidos". (El Comercio, l y 3 de noviembre del 2002).
La identificación del ALCA como a la constitución esclavista que el Imperio
pretende implantar en Nuestra América fue, sin duda, la idea que más se irradió
desde estas tierras equinocciales.
¿Cuál es el porvenir para los hijos de Bolívar, Sanmartín y Tiradentes? El
antropólogo brasileño Darcy Ribeiro habría perfilado el horizonte cuando, en uno
de su múltiples escritos, profetizó que "cabrá a los pueblos atrasados en la
historia una función civilizadora de los pueblos más evolucionados, tal como, en
la paradoja de Hegel, cabía históricamente al esclavo el papel de combatiente de
la libertad".
* René Báez, Facultad de Economía de la PUCE Ecuador
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